DÉJAME IR
Lo teníamos todo para ser felices y no lo éramos. Me decías que me querías, y cerrabas los ojos al desapego que yo te demostraba, o intentabas deshacerlo con besos, al tiempo que me atabas. Dabas por hecho que todo iba bien en nuestra relación, pero no era así. ¿Cómo es posible que no te dieras cuenta?
Desde la distancia, contemplo con rabia cómo pierdes la oportunidad de volver a enamorarte. Pienso que la causa está en que me fui definitivamente cuando todavía no habías comprendido que la verdadera ausencia fue el dejar de quererte, y no esta otra. Y veo con desesperanza cómo, mientras te aferras al acontecimiento prematuro de mi muerte para idealizar un amor que no fue tal, esa mujer que has conocido y a la que estás queriendo sin atreverte a admitirlo se está cansando de esperarte.
LA PIEL
Cuando hace unos meses quise marcharme de este apartamento no pude hacerlo porque mirara donde mirara, había un detalle que me hablaba de él y querría llevármelo conmigo. Pero hoy no es ayer y es mi voluntad que nada suyo me haga falta. Por eso me voy con lo puesto. Pero en esta mudanza en la que todo me sobra ¿que hago con mi piel, cubierta por sus besos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario